sábado, 19 de mayo de 2007

Upward spiral

Escrito por Nohemí Zavala. Publicado originalmente en el blog I Switch Off.

Anduvimos dando vueltas por el barrio, buscando un mítico lugar de quesadillas pero no encontramos nada. Nos dimos cuenta de que estabamos caminando, no en círculos, sino en espiral. El último punto fue la pizzería. No, el último punto fueron las escaleras de caracol de la pizzería, donde en la cima encontré el paraíso perdido: un baño público.

martes, 27 de marzo de 2007

Monterrey, tú y yo siempre fuimos el uno del otro

Escrito por Jennifer Ádcock. Publicado originalmente en el blog Jennívora.

Ahora que todos los días son una despedida, Monterrey me parece menos áspera. Me gusta andar en bici por el centro, de noche, metiendo los pies en charcos sucios, para entaconarme al día siguiente e ir un desayuno ejecutivo en un palacio en la punta más alta de la loma. Me gusta andar el coche de 9 a 10 de la noche, escuchando la hora íntima de Agustín Lara en el AW. O a cualquier hora, comiéndome un cuernito y escuchando una cumbia que habla sobre quitarle la virgnindad a una chica. Me da nostalgia de antemano mi colonia que huele a galletas, el sol que todavía no llega, la central de autobuses que sabe a monedas, los cotorros de las seis de la tarde, las capas y capas de montañas mojadas que siempre me quedó pendiente trepar, los agostos de tormenta, las palmeras en la avenida Madero, los concupiscentes OPEN de los que escribió Boigen. Quiero cubrir mi cuerpo del polvo de Colón como de una ceniza sagrada. No dejan de impresionarme los contrastes, las contradicciones, los estúpidos localismos, y me siento afortunada de conocer muchos puntos de vista distintos.

Distintos
Siempre me divierte estar con un grupo de personas de un mismo gremio. Me acuerdo, por ejemplo, de cuando Charli y yo fuimos con Mario Chapa a un puestito cerca del puente del papa, donde un compa suyo tenía un negocio de arreglar aparatos eléctricos. Los dos eran expertos en teclados y sintetizadores viejos. Hablaban de modelos, de precios, de gente famosa que usó tal teclado, de métodos para arreglarlos, de dónde conseguir piezas que ya no se fabrican, de revistas descontinuadas donde se publicaron reseñas. Se apasionaban mucho. Charli y yo no podíamos agregar nada de valor a la conversación, pues evidentemente no éramos tan versados en teclados viejos. Pero igual los escuchamos divertidos, aprendiendo. Creo que me gusta tener ese papel en las conversaciones, sea con expertos en música, literatura, artistas visuales, futbol, chismes familiares; con indigenistas, veganistas, idealistas; con expertos en el reino de lo doméstico, en las noticias y la televisión; con conocedores del cine, jugadores de juegos, románticos empedernidos; o con quien sea. Sí, me diluyo y no soy experta en nada, mi pasión no da para tanto. Pero mi objetivo nunca ha sido aportar algo interesante, sino recibir vampirescamente lo que se dice, y en especial, lo que no se dice.

No se dice
Sometimes I can almost touch the secrets welling up between me and everybody else.

lunes, 9 de octubre de 2006

Infool 7

Escrito por Arturo López. Publicado originalmente en el blog Sick When We Kiss.

La nota en la televisión hablaba acerca de un fakir bastante peculiar: pudo encantar a más de 15 cobras en un solo montaje musical. Las imágenes eran increíbles. Se le veía concentrado, concentradísimo, algo nervioso quizá, pero concentrado. Al terminar la nota, aparece el informador, un tipo joven pero bastante pendejo, y hace el siguiente comentario: “¡Caray!, ¡lo que ha de ser haber dominado a 19 cobras y llegar a casa y no poder con su mujer!”. Y luego un silencio nunca antes visto en la TV.

martes, 7 de febrero de 2006

Reemplazo

Escrito por Isabel Villarreal. Publicado originalmente en el blog Screaming in the trees.

Cuando iba caminando para tomar el camión en Simón Bolívar para el cine, vi un pequeño perro negro en la esquina. Se cruzó de calle y me asusté de que lo atropellaran, pero no hice nada. Seguí caminando y el perro también. Caminaba en paralelo pero a una distancia considerable para que me estuviera siguiendo. Di vuelta en Aztlán y él también. Zigzagueó un poco, se paró a orinar. Luego a tomar agua de un charco. Se veía un poco tonto y muy vulnerable. Él estaba tan sucio como el agua.

Llegué a la parada y vi venir el ruta 10. Pensé que era inevitable que lo atropellaran: no caminaba derecho, no podía correr, se dirigía a Simón. Se sentó al lado de mí. Se empezó a rascar mientras yo veía el camión acercándose. Una de sus patas estaba completamente pelada, quizá por la sarna, y su piel rosada tenía algo de sangre. Mi necesidad de rascarlo casi me gana. El camión amarillo se detuvo frente a mí, él seguía rascandose. Subí los escalones y le dí tres pesos exactos al conductor. Al arrancar vi al perro correr más despierto que nunca por la calle Aztlán hasta que me senté en uno de los lugares y empecé a pensar en otras cosas igual de tristes.

sábado, 12 de febrero de 2005

Look inside the dead eye

Escrito por Adrián Ruiz. Publicado originalmente en el blog The Flags, Above Them.

Cargo con una libreta negra con falso cuero. LEATHER CONCEPT by EL CID. Nunca me han gustado sus hojas cuadriculadas, pero es bueno saber que no se me va a deshacer en las manos, o con las últimas lluvias. Mientras tanto, mi letra se ha vuelto menos comprensible con el tiempo. Es una especie de fuga enlazada hasta límites taquigráficos. A veces me es difícil leerla. Es más un dispositivo para refrescar mi memoria, una señal para regresar en el tiempo.

La libreta es agenda, lienzo de garabatos que tengo que hacer mientras hablo por teléfono, depósito de canciones, esbozos de artículos para la revista Mandarina. Notas de entrevistas capturadas desde el dictáfono.

Además incluye una tabla de conversión. Extraño el Trapper Keeper con un carrito rodeado de relámpagos, y la mallita de plástico amarillo donde acomodaba mis plumas sin tapón.

Al final la libreta pasará al archivo, junto con todas las demás. Conservo materiales desde la época de la secu: los proyectos de novelas psicodélicas futuristas, y ciertas aventuras de unos intrépidos ladrones en un Monterrey parcialmente inundado. En el último episodio se enfrentaban a Batman. Era el 90 y ya estaba harto de ver al por demás admirable encapotado en corcholatas, patinetas, paletas, chicles, corn flakes, trompos, yo - yos, pelotas, sopas instantáneas, paletas, chicles, calcetines, paletas, chicles, corn flakes, gorras, triciclos de plàstico para preescolares, cuerdas para saltar, baticumbias, papalotes. Tuve un papalote de Batman, pero fue antes de la pelic. El de Spiderman se rompió rápidamente en el estacionamiento de Estadio Universitario.

En las libretas de la época de la prepa tengo una historia que ahora bien podría ser una serie gringa sobre estudiantes listos y maestras rejuvenecidas, y una interminable épica intergalàctica de detective viajero en el tiempo versus computadora enloquecida, quizás el proyecto al que le he dedicado más pensamientos antes de darme cuenta que la escritura en sí de la saga requeriría estar varios años en una cabaña en Arteaga (Coahuila), hablando sólo durante días enteros frente a una grabadora, actuando todos los personajes para encontrar su tono y motivación, mascando raíces mientras cazo venados a pedradas y de todas formas conservo una conexxxión directa a internet. Y una pizzería cerca. Saldría triunfante con un manuscrito de mil capítulos, el pelo hasta el suelo, un ojo apagado, otra mano fracturada con uñas crecidas en espiral, recuerdos de varios idiomas inventados y el proyecto de muchas secuelas. Muchas.

Life is good.

jueves, 11 de noviembre de 2004

Central

Escrito por Nicolás Díaz. Publicado originalmente en el blog Murmujú.

En tiempos de la prepa nuestras vagancias terminaban generalmente en la Biblioteca Central o en Morelos. Los libros de la biblioteca podíamos llevarlos a casa, pero no teníamos ni un quinto para comprar discos en Saharis.

Estamos hablando de 1993. Él ya trabajaba en la biblioteca entonces y lo sigue haciendo ahora (hace unos meses fui y lo vi dando una conferencia, sobre no-sé-qué cineasta, para un público de dos personas). Estaba casado con una compañera de la biblioteca, una chica larguirucha y pálida que contrastaba mucho con él (que es moreno y bajito). Cuando me lo topé en la feria del 94 (en el stand de Alianza), me recomendó a Cunqueiro y Perucho, de quienes yo nunca había oído hablar. En la década siguiente tuve oportunidad de leer Los laberintos bizantinos y Las historias naturales, pero a Cunqueiro sigo sin leerlo. Ahora los dos somos bibliotecarios y ninguno recuerda el nombre del otro.

A ella nunca la había visto hasta hace unas semanas. Trabaja en una galería del Barrio Antiguo. Es morena, tiene los ojos grandes, lleva el cabello corto y lentes. Creo que conoce a Ale.

Anoche ella y él iban saliendo tomados del brazo de una tienda a dos cuadras de mi casa. Nos limitamos a inclinar la cabeza en señal de reconocimiento mutuo y cada quien siguió su rumbo.

sábado, 11 de septiembre de 2004

Esto lo debí postear ayer

Escrito por Joserra Ortiz. Publicado originalmente en el blog Cantina de Arrabal.

Es la primera y última vez que utilizo el verbo postear. Lo hago en honor de mis amigas blogueras y ya. Y bueno, esto lo debí haber pegado ayer aquí, así que si alguien lee esto no se fije en los errores de sintaxis, ayer me sentía de la verga...

Sobre el fin de semana

Este fue un fin de semana un tanto extraño. Un tanto malo, más bien. Es triste cuando no se tiene nada que hacer, pero es aún más triste cuando la muchacha con la que vas a salir se olvida del plan y adquiere otro compromiso. Íbamos a ir a un lado fuera de la ciudad y me pasé toda la tarde de ayer investigando cómo llegar allá y cuáles eran las mejores opciones de camino ya que se pronosticaban lluvias. Me puse guapo y toda la cosa. Y, ¡chin! Que se saca de onda cuando llegué a recogerla. En el momento en que me dijo que se había olvidado (no lo dijo así, pero eso significaba su larga disculpa) sentí como si un cubetazo de granizo me cayera por la espalda. Claro que tuve que fingir calma y aparentar que todo estaba chido, que no había tos, que yo muy chingón podría ir al cine o alcanzar unos amigos para comprar unas cheves. Por supuesto que durante el par de horas que pasé en su casa platicando me sentía muy chingón y llegué a pensar que en verdad no había pedo si se había olvidado de nuestros planes, que total y mejor me iba a mi casa a escribir la noveletion que estoy escribiendo. Pero cuando la vi subirse al otro carro y despedirse de lejos me sentí como… como hace mucho no me sentía: bien de la verga. Así que bueno, lo que más temía ha pasado y la situación de ayer mi hizo comprenderlo: estoy enamorado… en la madre, ¿no?

Por lo demás el fin de semana no me gustó mucho. Apenas si escribí unas diez páginas y el viernes me pasé con la cheve, llevaba un mes muy bien sin pasarme con el trago y volví de pendejo. Regresé a una dieta basada en tacos y gorditas (lo cual no es nada chingón) y vi una película malerrima en el canal de cine mexicano por cable. Ni me preguntan cómo se llamaba la película, no sé, pero les puedo decir que el tema musical era esa mamonsísima canción de tú eres mi hermano del alma realmente el amigo.

Es raro tener un fin de semana tan calmado (en cuestión tareas) después de tantas semanas de exceso de trabajo. Lo malo es que, estoy seguro, mañana comienza de nuevo la chinga.

Terceras jornadas de detectives y astronautas

Pues bien, que ya en unos quince días empiezan las jornadas en su tercera edición. Este evento lo iniciamos mi cuate Francisco Calleja y yo en el 2002, cuando él estaba a punto de graduarse de la maestría y yo era un infeliz morrete de tercer semestre de licenciatura. Este proyecto, que llega ahora a su tercera y pomposa edición, se lleva a cabo en el marco de la Feria Internacional del Libro de Monterrey y, originalmente, se consideraba un esfuerzo para juntar algunos escritores mexicanos de género policiaco y ciencia ficción. En la primera edición nos acompañaron Gerardo Porcayo, José Luis Zárate, Miguel Ángel Fernández y mi cuate Juan Hernández Luna. También estaba programado el maestro Rafael Ramírez Heredia pero creo que tuvo una complicación y se regresó a su casa antes de que empezara el evento. Como ven fue un primer cartel cargado mucho hacia el lado de la ciencia ficción pues todos los invitados, los cuatro, se dedicaban a eso. Solo Juan Hernández iba como representante del policiaco presentando su novela Naufragio, pero contémoslo dentro de la banda cienciaficcionera porque uno de sus varios premios es, precisamente, el kalpa de ciencia ficción que daban en Puebla. El evento salió muy bien aquella primera vez, aunque no hubo muchos asistentes. Mis temores de que todo aquello se llenara de treckies y pubertos lactantes admiradores de Luke Skywalker se disiparon cuando descubrí que los asistentes no eran eso en su mayoría.

Al siguiente año ya era yo el único organizador y pues, también, me tome la libertad de escoger a los invitados. Repetimos a Juanito Hernández por el éxito que había tenido un año antes y, sobre todo, porque acababa de salir publicada su novela Yodo la cual ha tenido una muy buena aceptación hasta la fecha. La figura choncha de las segundas jornadas fue, sin lugar a dudas, el maestrazo Paco Ignacio Taibo II que llenó la sala (a la que le cabían 60 personas pero eso ya es ganancia, la cultura en serio que está de salida aquí, como comentaba Bef en su blog). Para cerrar el evento me lanzé a invitar a dos chavos a lo que yo admiraba (y admiro todavía) mucho por sus trabajos en una revista que yo leía con avidez en mi juventud: Complot Internacional. Bef y Pepe Rojo vinieron a hablar de sus proyectos editoriales, de la ciencia ficción y de todas las cosas que hacen. Los asistentes salieron contentísimos con todo lo que descubrieron en estos dos jovenazos que representaban un modelo cultural totalmente distinto a los otros invitados de la feria (con decirles que al mismo tiempo que Pepe Rojo hablaba, en la sala de al lado Miguel Ángel Cornejo tenía a 400 asistentes babeando con ese choro de ser triunfadores). Los buenos resultados del año pasado emocionaron tanto a los de la Feria del Libro que mi compa Pablo Maya me dio chance de hacer y deshacer en esta edición.

Y bueno, pues este año el cartel está más chingón que nunca. Por desgracia no viene mi compa Juanito Hernández Luna (aunque ya lo traje en Mayo pasado a Monty), pero hay otras figuras igual de interesantes: abriremos el evento con la presentación de la nueva novela, La Mara, de Rafael Ramírez Heredia. Después estarán Armando Vega-Gil con doble evento: por la mañana la lectura del Diario íntimo de un Guacarroquer y, por la tarde, la presentación de su poemario Vagamundo; el mismo día que el Armambo estará J.M Servín, cuate que me recomendó Pepe Rojo y que su novela Cuartos para gente sola en serio me sorprendió, presentando la novela con mi amigazo Rodrigo Pamenes (Pámenes, ¿verdad?). Los dos siguientes días Bef y Pepe Rojo estarán dando un taller gratuito para crear y publicar medios impresos alternativos y, si se animan, por la mañana damos un tour preparatoriano para que los nuevos chavos los conozcan (se me antoja que presenten libros y pulpo cómics). El último día tenemos broche de oro: Guillermo Fadanelli presentará su nuevo libro Dios siempre se quivoca.
¿Está chingón, no?